jueves, 27 de mayo de 2021

En memoria del odontólogo DR. J. ANTONIO CORLETO CHINCHILLA

Por: Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán

Parece que fue ayer, cuando siendo niños jugábamos en los patios, bajo la sombra de frondosos mangales, y en los corredores del centro de salud de Amatitlán, éramos hijos o sobrinos del personal de enfermería y secretaría. Transcurría la década de 1970 cuando conocimos al doctor Corleto, odontólogo. Nos parecía impresionante su altura, sus manazas, el tono de voz semi grave y su forma de hablar, era generalmente risueño y eventualmente taciturno. Años más tarde nos daríamos cuenta que facialmente tenía cierto parecido con Woody Allen.

Cuando se encargaba de alguna extracción dental, revisión o de la aplicación de flúor, calmaba nuestro nerviosismo con voz pausada al contarnos alguna historia la que generalmente finalizaba con una amplia y serena sonrisa. Aunque tengo que reconocer que sentarme en la silla de su clínica me daba tanto miedo que, más de alguna vez, salí corriendo y él también en una persecución que se prolongaba algunos minutos hasta que me alcanzaba. Con el paso de los años nos hicimos amigos.

El 26 de febrero de 1935, en Ocotepeque, Honduras, nació José Antonio Corleto Chinchilla, hijo de don Octavio Corleto y doña María Antonieta Chinchilla. Salvador Corleto, abogado y político hondureño, fue integrante de su familia. Era todavía un niño, José Antonio, cuando sus padres decidieron enviarlo a Guatemala para que estudiara.

Se graduó de Odontólogo por la Universidad de San Carlos de Guatemala, en 1961. Era muy aficionado a la lectura, a los viajes y a las manifestaciones culturales en general. Cuentan sus compañeros universitarios que era muy inteligente.  El primero de su clase. Siempre participativo en eventos universitarios académicos, culturales así como sociales.

En 1962 se incorporó al equipo humano del Centro de Salud Modelo en Amatitlán, en donde trabajó hasta su jubilación a finales del siglo XX.

El Dr. Corleto atendía con esmero y amabilidad a todos sus pacientes, y con los niños era muy condescendiente. Los alumnos y algunos maestros de las escuelas públicas lo llamaban con cariño: el "Doctor Muelitas". Creó programas de fluorización, con los que logró disminuir notablemente el Índice de caries en la población escolar que abarcó. 

Coincidiendo con su jubilación estableció su clínica particular en la 11a avenida y 5a calle del Barrio Hospital, apenas a una cuadra del centro de salud, como lo hizo también en Villa Nueva. En ambas clínicas sus pacientes se beneficiaron con su excelencia profesional y su buen corazón, puesto de manifiesto cuando tenía que atender a personas de escasos recursos económicos.

Fue padre de cuatro hijas: María, Ana, Andrea e Irene; de la cuales Andrea siguió sus pasos profesionales. Tuvo cinco nietos.

Solía salir a correr por los alrededores de "la forestal" y playa pública del lago de Amatitlán en sus tiempos libres, usualmente al mediodía.  En esos recorridos, era común que hiciera nuevos amigos.

Con sobria satisfacción y merecida alegría celebró sus Bodas de Oro profesionales. Fue activo integrante de la asociación de jubilados del Colegio Estomatológico de Guatemala - CEG.  Siempre fue muy participativo en cuestiones del gremio.

Hace pocos días, el 18 de mayo 2021, a los 86 años de edad, la vida le cobró tributo y fue llamado a la presencia del Supremo Creador. Su cuerpo velado en Funerales Reforma de la zona 9 y recibió cristiana sepultura en el Cementerio Los Parques, al día siguiente.

Este es un sencillo homenaje al estimado Dr. José Antonio Corleto Chinchilla, quien se ganó el cariño de muchos amatitlanecos gracias a su eficiencia profesional y sus méritos personales. Que goce ahora de vida eterna en el reino de los cielos, porque se lo ganó a lo largo de toda una vida al servicio del prójimo. Muchas gracias a su hija, Dra. Andrea Corleto Camacho, por su valiosa colaboración. (OFG) 

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