“Al
enfermo hay que darle la unción antes de que entregue el tacuche, cuando ya es
demasiado tarde. Entendiendo además que la unción no es precisamente para
curar, es para fortalecer al enfermo. Dejemos que se haga la voluntad de Dios,
porque Dios no es curandero sino Salvador” manifestó el sacerdote César Augusto
Alonzo Baeza en la homilía de la misa de seis de la mañana del domingo 08 de octubre
2017, en la parroquia San Juan Bautista de Amatitlán.
Con un
lenguaje claro y coloquial, por momentos hasta un poco irreverente, ofició misa
de una muy particular manera, empleando el recurso una oratoria popular alejada
de la solemnidad y los protocolos, condimentada con algunos chispazos de
jocosidad y hasta cierta picardía. De tal modo que logró primero alejar la madrugadora somnolencia de algunos para
después captar la atención y la simpatía de la mayoría de asistentes, quienes
pasaron de las murmuraciones por la inicial sorpresa a la sonrisa y gestos de
aprobación al comprender el sentido de sus palabras.
En el mes
de la Virgen del Rosario, Patrona de Guatemala, pidió a los feligreses que oren
para que existan más vocaciones sacerdotales, haciendo énfasis de la
importancia del sacerdote para que se cumplan los fines de la Iglesia. “Sin
sacerdotes no hay sacramentos, sin sacerdotes no hay confesión, sin sacerdotes
no hay perdón, sin sacerdotes no hay eucaristía…” dijo el padre Alonzo.
Los
sacerdotes son seres humanos no perfectos, propensos por las tentaciones,
pueden cometer errores e incluso pecar. Sin embargo, al recibir el don y el
ministerio de ser sacerdotes dejan de ser hombres y deben ser vistos como
ministros de Dios. “Oren por sus
sacerdotes para que se fortalezcan, para que gocen del perdón y de la
misericordia de Dios. Para que puedan cumplir con su misión. No se limiten a
señalarlos y condenarlos, ayúdenlos si es necesario. Tomen en cuenta que si el
pastor se salva también se salva su rebaño, pero si el pastor se condena la
misma suerte le espera a sus ovejas”, agregó el sacerdote Alonzo.
Se refirió
de igual manera a la salvación del pecado original por medio del bautismo, el
perdón por medio de la confesión y el arrepentimiento, el privilegio de la
eucaristía al hacer la primera comunión, la importancia de la confirmación, así
como el valor del matrimonio. “Como dice
la primera carta de San Pablo a los Corintios: el amor todo lo soporta. Disculpa
sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
Entonces es para que la esposa aguante al esposo y el esposo soporte a la
esposa, por amor. Por amor en Cristo, hasta santificarlos”.
Al final
reiteró la necesidad de promover nuevas vocaciones sacerdotales entre la
juventud actual. “San Juan Bosco decía “El
mejor regalo que Dios puede hacer a una familia es un hijo sacerdote” y es
cierto. Por eso les pido que no duden en animar a sus hijos para que estudien y
se conviertan en sacerdotes ya que la tarea es grande pero las bendiciones son
mucho más”. En forma directa pidió oración por intención de Mons. Oscar
Julio Vian Morales – Arzobispo Metropolitano, por todos los sacerdotes de la
arquidiócesis especialmente por el padre Gustavo Montenegro – párroco de
Amatitlán, y por los 72 seminaristas que actualmente estudian para ordenarse
sacerdotes. Agregamos por nuestra parte una oración por los jóvenes
seminaristas amatitlanecos Álvaro Oliva Ochoa y Luis Alfonso Ayala Mazariegos.
El padre César Augusto Alonzo Baeza por casi 30 años se ha dedicado a la divulgación de la fe en la Diócesis de Sololá-Chimaltenango en donde ha sido delegado episcopal para la economía del Seminario Mayor Nuestra Señora del Camino y el Seminario Menor San José. Es hermano del padre Luis Felipe Alonzo Baeza, Vicario de la parroquia de La Inmaculada Concepción en Villa Nueva.
El padre César Augusto Alonzo Baeza por casi 30 años se ha dedicado a la divulgación de la fe en la Diócesis de Sololá-Chimaltenango en donde ha sido delegado episcopal para la economía del Seminario Mayor Nuestra Señora del Camino y el Seminario Menor San José. Es hermano del padre Luis Felipe Alonzo Baeza, Vicario de la parroquia de La Inmaculada Concepción en Villa Nueva.
Personalmente
nos dimos cuenta de la aprobación de la mayoría de los asistentes a la primera
misa dominical y escuchamos frases tales como “Es un buen padre”, "Es una bendición que venga a Amatitlán", y “Sus
palabras son un verdadero regalo de Dios”. Gracias padre César Augusto Alonzo Baeza por su presencia y su prédica. Gracias por traer luz y claridad. Dios bendiga a
todos los sacerdotes que tienen el don y el misterio de la vocación, y al
Espíritu Santo en su mente, en su corazón y en sus labios. Gracias a Dios por
el privilegio de la misa dominical.
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