Por: Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán
A
principios del siglo XX el sector noroccidental de la ciudad de Amatitlán,
correspondiente al Barrio San Lorenzo, era el menos poblado en virtud que aún
se encontraba formado por bloques de nueve manzanas cada uno. Fue
entre 1917 y 1918 que las autoridades municipales decidieron abrir las
principales calles del mencionado barrio.
Efectuadas
las gestiones correspondientes con los respectivos propietarios, la
Municipalidad procedió a "abrir" o crear entonces las siguientes
avenidas: 6ª avenida de 5ª a 3ª calles, 7ª avenida de 5ª a 3ª calles, 8ª avenida
de 5ª a 2ª calles que llegó ser conocido como “Callejón de la Esperanza”, 9ª avenida
de 5ª a 2ª calles, 10ª avenida de 5ª al denominado callejón "del Silencio
o de los Amates", la 11ª avenida popularmente conocida como “Calle de las
Parejas” al estar relativamente alejada del paso de la gente, era preferida
para los encuentros de los enamorados; algunas veces se efectuaron carreras de
caballos en aquella 11ª avenida. Tómese en cuenta que para entonces no existía
como tal la carretera asfaltada hacia la costa sur, inaugurada hasta 1938.
También
fueron "abiertas" las siguientes calles en el Barrio San Lorenzo: 5ª
calle de 7ª a 10ª avenidas (de 10ª a 12ª calle ya existía para dar servicio al
Hospital), 4a calle de 7ª a 10ª avenidas, 3ª calle de 7ª a 10ª avenidas, 2ª calle
entre 9ª y 10ª avenidas. Otras calles y callejones fueron establecidas
posteriormente.
Don
Martín Aroche Sánchez, quien nació el 30 de enero de 1924 en este barrio, me
contó: “Antes no era como ahora. Se
pasaban penas para poder conseguir novia en el barrio San Lorenzo porque todas
las patojas trabajaban y no había tiempo para poder verlas y platicar. Era el
barrio más pobre del pueblo. La mayoría de casas eran ranchos de caña y paja,
solo había unas cuantas casas de adobe. Estaba la que conocíamos como
"casa de San Pedro" en la 11ª avenida y cero calle, que era de don
Isabel López y que se le decía así porque había una imagen grande de San Pedro
que parece que le quedó cuando don Chabelo había sido mayordomo de la
Hermandad; cada 29 de junio se celebraba la fiesta de San Pedro y se le llevaba
en procesión a la iglesia.
Otra casa de adobe era la de
doña Alicia “Licha” Méndez, familiar de Wenceslao Méndez, que se encontraba en
la 11ª avenida esquina con la calle del cementerio (7ª calle) en donde había
una cantina que se llamaba “El último adiós”; recuerdo que ahí fue donde me
eché mis primeros tragos en compañía de Pedro Hernández más conocido como Pedro
Malena, yo no había cumplido 15 años y Malena era como 10 años mayor. La 11ª
avenida, entre 5ª y 7ª calles, la cerraron cuando construyeron el hospitalito
(ampliación del Hospital Nacional).”[1]
Por la esquina de la 9ª avenida y 2ª calle quedaba "el guapinolar", un sitio bajo la sombra de dicho árbol, en el que era costumbre que los hombres se reunieran a jugar cartas o naipes. "Pasaban jugando la mayor parte del día, a veces ni siquiera iban a almorzar. Como a las cuatro de la tarde llegaba yo a venderles elotes cocidos, ni la cara me veían por estar atentos a las cartas, solo recibían su elote y pagaban", cuenta doña Rosita Guerra Paiz de Pineda al recordar la década de 1970.
Doña
Clarita Velásquez de Aroche (1930), esposa de don Martín Aroche, nos comentó: “Nosotros vivíamos en las últimas casas del
barrio antes del puente (sobre la corriente de Malena). Por donde ahora está el
callejón de la Collins y pasando por donde después estuvo la Capri era conocido
como “Callejón de Montiel” y tenía amates a ambos lados del camino que llevaba
al conocido cerro de Palencia. No había carretera a la costa, las camionetas
pasaban por la 5ª avenida y la gente de por aquí salía a esperar que pasara por
la esquina de Barnoya, por donde después estuvo la tienda El Jardín y frente a
donde ahora está la pupusería El Deportivo de doña Lesbia Saravia. Cuando el
gobierno construyó la carretera a Guatemala, don Miguel Ángel Santacruz fue el
tractorista.” [2]
Todo
el sector ahora conocido como Colonia Lupita, era la finca Las Victorias;
vendida en abril de 1972 por la viuda de don José Díaz Granda a Cooperativa
UPA, que se encargó de su lotificación a partir de 1974 con el propósito de
facilitar vivienda a costo accesible a sus asociados.
Es
oportuno anotar que, el 30 de junio de 1918, también fue necesario abrir la
novena avenida entre sexta y séptima calles del Barrio Hospital; generando
entre otros beneficios la mayor facilidad en el desplazamiento de vehículos de
carga con destino y procedentes de la industria vitivinícola Bodegas Saara.
Según me informó el Ing. Antonio Díaz Aceituno, Concejal 1º de la Municipalidad, en la segunda quincena del mes de mayo de este año estarían dando inicio los trabajos de pavimentación de la 10ª avenida, obra que podría estar concluida en un plazo de 90 días. Por lo que considero procedente programar su re-inauguración entre los meses de agosto y septiembre, de tal manera que se haga referencia al centenario de las calles del Barrio San Lorenzo. Querer es poder. ¿Verdad?
Según me informó el Ing. Antonio Díaz Aceituno, Concejal 1º de la Municipalidad, en la segunda quincena del mes de mayo de este año estarían dando inicio los trabajos de pavimentación de la 10ª avenida, obra que podría estar concluida en un plazo de 90 días. Por lo que considero procedente programar su re-inauguración entre los meses de agosto y septiembre, de tal manera que se haga referencia al centenario de las calles del Barrio San Lorenzo. Querer es poder. ¿Verdad?
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