Por: Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán
A
un mes de tu partida, te extraño y te sigo pensando, mi amigo, mi hermano, José
María Zamora García "Chema". No comprendo muchos "¿por
qué?" que se acumulan en el pensamiento y en el corazón. Creo que nuestras
historias se truncaron, quedaron inconclusas y pendientes muchas cosas
por hacer y por compartir.
Se
que no soy el único al que le duele tu ausencia. Me duele mi propio dolor, pero
también me duele lo que sufren tus padres, tu esposa, tus hijos, tus hermanos,
tu familia, tus amigos y muchas personas que te conocieron. Nos duele que tu
luz se haya apagado terrenalmente, porque fuiste una gran persona que supo
iluminarnos en donde quiera que estuvieras. Pero, en fin, que sea la Voluntad
de Dios, y que nos conceda consuelo y fortaleza.
No
hubo tiempo para despedidas, para un último abrazo o una última mirada. No hubo
un adiós por última vez, para decirnos lo mucho que significamos cada quien, en
nuestras vidas, como varias veces si pudimos decirlo de frente. Una vez más,
como ya ocurrió antes, la vida me arrebató otro ser amado, de la noche a la
mañana, de un momento a otro.
Me
siento sin fuerzas ni valor para continuar, sin paz, sin voz, sin alas para
volar. Después de vos ¿qué hago? Aunque no te viera ni te hablara todos los
días, contaba con vos en todo momento, a toda hora. Siempre me recibiste con
una sonrisa, con las palabras precisas y con los silencios necesarios. Nos
conocimos siendo niños y nos fuimos haciendo viejos a través de la mayor parte
de nuestras vidas, casi 50 años. Compartimos lo mejor y lo peor de nuestras
vidas, una montaña de experiencias y aventuras, en las buenas y en las malas.
Siempre.
Me
siento solo, no soy el mismo desde que ya no estás. A vos te contaba mis
sueños, mis ilusiones, mis proyectos, mis dudas, mis secretos, mis locuras,
pero ya no estás. Tenías la virtud de saber escuchar, de respetar. Cuando no
estabas de acuerdo, lo hacías ver con franqueza y de frente, pero sin
conflicto. Cuando simpatizaste con mis ideas o mis planes, siempre conté con tu
apoyo y tu estímulo, por eso celebraste mis aciertos y triunfos como que fueran
tuyos, sin egoísmos ni envidias.
Ya pasó un mes desde que te fuiste, el 7 de julio. A
veces, quisiera pensar que estás dormido, que vas a despertar, que te volveré a
escuchar. Que todo esto es solo una pesadilla. Una mala broma. Que volveremos a
reír juntos. Pero la cruel verdad me hace reaccionar, como si fuera una
bofetada en el rostro. Tu viaje ya no tiene retorno. Como hombre, te lloro y te llamo sin recibir respuesta. Me haces mucha falta Chema!!!
Como
dicen los versos de Amado Nervo: "La santidad de la muerte llenó de paz tu
semblante, y yo no puedo ya verte de mi memoria delante, sino en el sosiego
inerte y glacial de aquel instante".
En
este mundo y en esta vida, no somos nada y somos todo. En un instante te perdí
y en un instante te seguiré. Dios te guarde, ahora que ya estás en su
presencia, donde gozarás de vida eterna con abundante paz y bienestar. Cuando
sea el momento por Dios dispuesto, tengo la esperanza de reencontrarte. Hasta
entonces...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Las opiniones de nuestros distinguidos visitantes son BIENVENIDAS. Por favor, respetemos a los demás. Todo comentario ofensivo o denigrante será censurado. EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ.