Aunque
se puede considerar que el calificativo de chirinero se adjudica a quien le gustan los chirines, es más apropiado referirse como chirinero a la persona
que se especializa o que los demás reconocen como bueno para cocinar este delicioso
platillo que forma parte de la identidad de los amatitlanecos y que resulta
como un sello gastronómico que nos distingue en cualquier parte del mundo.
Uno
de los chirineros por excelencia, a quien conozco personalmente por lo menos
desde hace más de 30 años, es Julio Gómez también conocido por mucha gente como
“Arpa”. En mi humilde opinión tiene más que merecido este sencillo homenaje.
Julio
Rómulo Gómez Lachín nació el 17 de febrero de 1941, hijo de Neftalí Gómez
Mendizabal y Dolores Lachín. Su papá llegó a ser alcalde de Mixco, pero por
azares del destino terminó siendo marranero. Siendo
muy pequeño su familia vino a vivir a Amatitlán. Julio era un patojo con
habilidad de nacimiento para jugar fútbol y, quien lo iba a decir, también para
pescar. Pescando, Julio Gómez recorrió numerosos lagos, lagunas, ríos, arroyos
y costas de Guatemala.
A
lo largo de su vida deportiva fueron muchas las camisolas que vistió, pues los equipos lo solicitaban ya que era más alto que la mayoría de jugadores y tenía buena técnica para dominar y pegarle al balón. Aún le
brillan con intensidad los ojos y sonríe al recordar que era un veinteañero
cuando formó parte del Guayacán con el que estrenó el estadio municipal de Amatitlán,
pocos días antes de su inauguración oficial, enfrentando precisamente a la
selección amatitlaneca que pasó a la historia por ser el primer equipo de este
municipio en la máxima categoría del fútbol nacional, esa vez Guayacán ganó 1x0
con anotación de Steve Fuentes, recuerda Gómez Lachín. Otros equipos: Universal
(de don Lico Mirón) en donde llegó a ser Campeón de goleo, Morlón, Plan
Internacional, y varios más.
En
el plano ocupacional, prácticamente a los quince años de edad se metió como
ayudante de albañil con el maestro de obras Mincho Ardón, conocido con el
sobrenombre de “Mula”. Por ese entonces ya era bueno para pescar y eso le valió
mantenerse en el grupo de trabajo ya que era el que proveía la materia prima
para los caldos o fritangas que con alguna frecuencia se hacían.
Después,
trabajando en Tívoli, zona 9 capitalina, con el maestro constructor Ramón
Palencia llegó el tiempo de ser rebautizado. Como era un patojo seco, alto y
desgarbado, a Palencia se le ocurrió que era mejor llamarlo “Arpa”, mote con el
Julio Gómez ha sido conocido desde hace seis décadas.
Con
el paso de los años y su cúmulo de experiencias, Julio Gómez llegó a
convertirse en maestro constructor y así fue contratado, a principios de los
80s, por Foster Parents Int. para hacerse cargo de la remodelación de los
campos de fútbol de Amatitlán, además de otras obras en algunas aldeas del
municipio. En 1983, quien esto escribe
fue contratado por dicha Ong primero como Supervisor Agrícola y luego como
Coordinador de Recursos y Habilidades, por lo que coincidimos laboralmente en
varios proyectos.
Fue
por esa época que Julio empezó a ser reconocido también como buen chirinero, y
en más de algún chirín organizado por Plan, por Cooperativa UPA o por alguna
escuela, disfrutamos de este delicioso platillo. Incluso fue uno de los
participantes del concurso del chirín organizado por la Municipalidad en 1985,
cuando formaron parte del jurado calificador el comediante Eustaquio Polvareda
Terrón y Pérez “Taco” (Vinicio Méndez) y el historiador Héctor Gaitán.
Platicando
sobre la preparación de esta comida amatitlaneca, coincidimos con Julio en que
cada chirinero tiene su propia receta y lo prepara de acuerdo a su particular
preferencia. En la variedad se encuentra el buen gusto. Mientras algunos
prefieren echarle verduras, por ejemplo, otros consideran que no debe
echársele. “Ha habido chirines a los que
les hemos echado plátano, en cambio desde hace algún tiempo ya no empleamos
chorizo negro porque ya no se consigue de buena calidad y hay personas que lo
consideran muy grasoso. En lo personal aún voy a pescar y consumo pescado del
lago, pero usualmente no los uso para hacer chirines encargados”, dice
Gómez.[1]
Por
lo menos una vez al mes Julio Gómez se reúne, allá por la Calzada Asiole, con
un grupo de amigos para compartir un riquísimo chirín amatitlaneco, entre ellos
se puede mencionar a: Luis “Wittín” Peralta, Rolando Reynoso, Víctor “Tatita”,
Oscar Armando “Chichí” Pérez, el pintor Carlos Santos Sacú, el profesor Chalo
Prado, y Guillermo “Yemín” Figueroa.
Gracias
al chirinero Julio Gómez por preparar el Chirín que organizamos el 1 y 3 de
mayo 2015 en el marco de la Tradicional y Bicentenaria Feria de la Cruz en
honor al Niño Dios de Amatitlán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Las opiniones de nuestros distinguidos visitantes son BIENVENIDAS. Por favor, respetemos a los demás. Todo comentario ofensivo o denigrante será censurado. EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ.