Lo cierto es que el domingo 10 de mayo 2015 fui invitado a presenciar el Jaripeo organizado por la empresa Rodeo MTN Corporation, en sus instalaciones temporales a la par del Zanjón Malena, en la jornada de clausura de la Tradicional y Bicentenaria Feria de la Cruz. Actividad a la que asistieron poco más de un millar de entusiastas aficionados, en su mayoría ataviados a la usanza vaquera con pantalones de lona o mezclilla, botas, cinchos de cuero y sombreros. Un público de mayoría evidentemente joven, de entre 20 a 30 años. En el centro de la arena, el hato de buenos bovinos de entre 1,200 y 1,500 libras de peso.
A la usanza norteamericana, después de las cinco y media de la tarde, el programa empezó con la presentación de uno de los quitatoros disfrazado de payaso que salió a animar e interactuar con el público y desarrolló una dinámica con algunos de los niños asistentes. Su participación se vio interrumpida por la lluvia que se hizo presente durante unos 15 minutos.
Con la oscuridad de la incipiente noche dio inicio el espectáculo principal, pantalla led panorámica de televisión, show de luces, efectos de sonido, juegos pirotécnicos, y presentación de los montadores incluyendo las banderas de los países representados: Brasil, México, El Salvador, Honduras, y Guatemala. La oración del Señor Santiago, protector de los montadores o jinetes, algunos pequeños ajustes y todo listo para el desafío entre (Homo sapiens) y (Bos taurus).
Uno a uno, según orden sorteado fueron saliendo de las dos mangas habilitadas los montadores que disputaban los premios ofrecidos por los organizadores, haciendo la salvedad que todos ellos forman parte del elenco de la empresa MTN. El tiempo reglamentario de monta: ocho segundos, no todos lo cumplieron y por tal motivo su calificación se vio afectada.
Los gritos, aplausos, y diversas expresiones del público confirmaban que con cada "monta" la adrenalina brotaba a flor de piel, el ambiente estaba muy animado. Así terminó la primera ronda.
Se apagó la mayoría de luces en el ruedo, el staff se encargó de formar algunas figuras en surcos sobre la arena en donde se vació una generosa cantidad de gasolina, de pronto se encendió el suelo y desde atrás del público VIP, en medio del rugir de los motores, aparecieron los hermanos Martínez, motocrosistas encargados de llevar al climax a la concurrencia con una serie de acrobacias temerarias. Ese otro show duró sus buenos 30 minutos.
A eso de las nueve y media de la noche concluyó este Jaripeo, ni los organizadores ni el público le pusieron mucha atención al nombre de los ganadores. La fiesta vaquera se vivió intensamente y eso era lo que importaba. Saludos, abrazos, amigos, sonrisas, romances, brindis, y muchas cosas más fueron compartidas por la juventud amatitlaneca, y algunos maduros como el que escribe.
Muy distinto todo a los jaripeos a los que estaba acostumbrado en nuestra época de estudiantes en la Escuela Nacional Central de Agricultura de Bárcena, Villa Nueva, que era tradicionales y no se recurría a la multimedia ni a tanta parafernalia. No es el caso decir si los de antes o los de ahora son mejores, que conste que son diferentes.
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