Por: Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán
Por lo menos en cuanto a covid-19, Guatemala y Suecia se parecen, desde el punto que rebasaron los mil casos reportados, ha sido idéntico el crecimiento de ambos países. Nosotros tenemos 3,054 casos, ellos tenían 3.069 en este punto; el factor de crecimiento diario es 1.09 en ambos casos.
Desde el mismo punto en que Guatemala está hoy, después de los 3,000 contagios, Suecia tardó 15 días en superar los 10,000 mil casos, y llevan hoy 33,459 casos, dos meses después. Si continuarán las similitudes, podríamos creer que allá por el 20 de julio en nuestro país habría más de treinta mil infectados.
Sin embargo, hay datos que sí son muy diferentes: 2.4 y 11.2% para Suecia y 0.6 y 6.2% para Guatemala. La primera cifra son las camas de hospital disponibles por cada 1,000 habitantes y la segunda es el gasto en salud pública como porcentaje del PIB. Suecia invierte $5,219 en salud por cada habitante, Guatelinda $473 (datos publicados por OMS).
Otro dato que es opuesto es la tasa de fatalidad en la pandemia, pues somos un país mucho más joven. La tasa de Suecia es de 12% mientras que Guatemala es 1.8%. Así que si las tendencias continúan tendremos el caos hospitalario que ellos no tienen, pero no la misma cantidad de muertos.
La estrategia de los dos países fue muy distinta, y sus resultados han girado alrededor de su cultura. Los suecos confiaron desde el inicio en la obediencia individual de la población, se dedicaron a informarlos y pedirles que evitaran salir, así que el confinamiento voluntario resultó en el 72% de movilidad hacia los lugares de trabajo en las semanas correspondientes a la gráfica.
Los guatemaltecos hicimos un Toque de Queda, pero el ingenio chapin logró abrir comercios, ventas y hasta maquilas, aunque el Decreto Presidencial lo prohibiera y sin autorizaciones del Ministerio de Economía, y tenemos entre 60% y 70% de actividad laboral.
Suecia es el país europeo con más hogares unipersonales, el 50% de ellos, Guatemala tiene un promedio de 4.5 personas viviendo en cada hogar. Ellos tienen restaurantes y colegios de pequeños funcionando, nosotros los apuñuzcamientos de las tiendas de barrio y en la mayoría de mercados municipales.
El colmo es, ni más ni menos, lo ocurrido hoy en Ixtahuacán, Huehuetenango, en donde se vivieron horas de tensión cuando vendedores no respetaron el toque de queda prolongado. Desde temprana hora comerciantes de varias comunidades se instalaron en los alrededores del mercado municipal y afirman “que no se enteraron del toque de queda y por eso salieron”.
En el lugar se registraron aglomeraciones, por lo que autoridades municipales se acercaron para hacerles ver de la prohibición de movilidad, pero algunos vendedores agredieron físicamente al alcalde Elías Ortiz, quien tuvo que ser rescatado por la PNC.
Somos dos países opuestos en todo sentido, pero estamos aquí, en el mismo punto. En Guatemala llegó el momento de definir un plan claro y concreto para evitar el caos, en el que de una vez se decida por uno de los dos caminos: detener el contagio o reactivar la economía. La presentación hoy del Dr. Asturias al frente de la Comisión del Coronavirus es la oportunidad de anunciarlo.
Si se decide programar en función de la salud de los guatemaltecos, serán necesarias medidas más drásticas, como parecen demandarlo los casi 800 nuevos casos entre jueves, viernes y ayer sábado. Si, por el contrario, se cede ante las presiones de algunos sectores y se da prioridad a la economía, debemos prepararnos para contar los nuevos casos por miles y los fallecidos por cientos, de acuerdo a las proyecciones de algunos epidemiólogos.
Sea cual sea el camino, requiere enormes sacrificios por parte de la población y los gobernantes. Hoy es el momento de escoger qué pérdidas estamos dispuestos a padecer. Cada día cuenta. Mañana puede ser demasiado tarde.
Con información parcial de Rodolfo Mendoza en FB, ¡Ya somos Suecia!