Por:
Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán[1]
Hay
tumbas abandonadas en el cementerio, de las que nunca nadie se acuerda,
permanecen condenadas al ingrato olvido. Hay otras en cambio que parecen
vestirse de fiesta, con abundantes flores en fechas especiales como el Día de
la Madre, el 1 de noviembre o la Navidad, cuando reciben la visita de quienes
siguen amando a pesar de todo, de quienes recuerdan con gratitud y creen en la
vida eterna.
"La
flor que un día vino al mundo de Dios / es la dueña de todo mi amor. / Es mi
madre, reliquia en flor / estrellita de mi corazón. / Sonriente con su alma
pura y santa formó / A este hijo que ella soñó / Y por su amor estoy aquí / Para
brindarle mi inspiración”.[2]
Este
fin de semana, 9 y 10 de mayo 2020, van a hacer falta las flores del DÍA DE LA MADRE, los cementerios permanecerán cerrados, como
parte de las medidas para evitar el contagio de coronavirus; de acuerdo a
instrucciones de del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, así como
de varias municipalidades del país, entre ellas las de Amatitlán, Villa Nueva,
y la ciudad capital.
En el cementerio general de la ciudad de Amatitlán, solo se permite el ingreso cuando hay entierros por breve tiempo y no más de diez personas. Estas medidas se pusieron en práctica desde mediados del mes de marzo, cuando entró en vigencia el Estado de Calamidad ante la emergencia nacional por la terrible pandemia del covid-19.
En el cementerio general de la ciudad de Amatitlán, solo se permite el ingreso cuando hay entierros por breve tiempo y no más de diez personas. Estas medidas se pusieron en práctica desde mediados del mes de marzo, cuando entró en vigencia el Estado de Calamidad ante la emergencia nacional por la terrible pandemia del covid-19.
Como
consecuencia, muchas familias amatitlanecas se lamentan de no cumplir con la
tradicional visita para adornar el lecho en el que descansan los restos
mortales de madres, tías, abuelas, madrinas, hermanas, amigas, y tantas mujeres
que hicieron de la maternidad una virtud. Las flores quedarán en casa, junto a
la foto, los recuerdos, y las plegarias para que sus almas gocen de paz en el
reino de los cielos, en presencia del Supremo Creador.
Como
dice la canción: “Ay señor camposantero, / Vengo a pedirle un favor / Que me
abra esa puerta grande, / Para llevarle una flor / A la tumba de mi madre, / Lleva
cariño y amor. / Siempre una flor de colores, / Conserva un grato presente / Bajo
de esa tumba fría, / Reposa tú cuerpo inerte / Solo perdura el recuerdo, / en
mi mente madre mía. / A ti debo lo que soy…”[3]
[1] Acuerdo Municipal 33-21-08-2014
[2] Un vals para mi madre. Santiago
Pivaral Caravantes.
[3] Una flor para mi madre. Cadetes de Linares.
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