Creativo, emprendedor, responsable,
trabajador incansable y positivo en todo lo que hacía. Aunque era muy puntual
en sus horarios, no medía sus actividades por el tiempo empleado sino por los
resultados que se obtenían. En muchas personas dejo huella positiva y un legado
de luz. Un buen hombre que tocó y transformó a muchas personas a través de su
trabajo, su amistad, y su ejemplo.
Fausto Aurelio Chicas Menéndez nació en
Asunción Mita, Jutiapa, el 1 de mayo de 1951. Efectuó estudios de diversificado
en el Liceo La Salle en la ciudad de Chiquimula. Pero su afán de superación lo
llevó a la ciudad capital en donde trabajaba de noche, en hotelería y otras
empresas, para costearse sus estudios de Administración de Empresas en la USAC.
A principios de la década de 1980, ingenio
Pantaleón asume el control de operaciones de ingenio Concepción, en Escuintla.
A partir de 1984 dio inicio una completa reingeniería de procesos en
Concepción, a cargo de un equipo formado por el Lic. Fausto Aurelio Chicas
Menéndez, el Ing. Mauricio Cabarrús, el Lic. Iván Reyes, y el Ing. Álvaro Armas;
a ellos se incorporaron otros profesionales como Miguel Recinos, Rafael
Escobedo, Rodolfo García Soto, Carlos Hidalgo, Carlos Zelada, Rafael Guevara,
Jorge Soto, y Mynor Rodríguez, entre otros.
En junio de 1986, fui contratado como
asistente del departamento de Relaciones Industriales, dirigido por Fausto
Chicas Menéndez y Fredy Pappa Escudero. Hicimos equipo, junto con Íngrid
Valladares, Dorita Paniagua, Jorge Ordóñez y Carlos García, organizando,
promoviendo y desarrollando programas tales como: mejoramiento del sistema de
salud para cortadores de caña y personal en general de la empresa, mejoramiento
del sistema educativo fundamentado en la escuela primaria de la finca Concepción,
agregando oportunidades de capacitación ocupacional conjuntamente con Intecap.
Recuerdo con especial simpatía el programa de incentivos para cortadores de
caña, con el cual recorrimos numerosas comunidades para llevar amenidad artística
durante la cual se hacía entrega de premios: bicicletas, televisores, radios y
equipos de sonido, estufas, y otros electrodomésticos, a los mejores
cortadores. De igual manera, al principio de cada época de corte, se organizó
el concurso “la frase de mi zafra”, el cual promovía un vínculo de identidad
entre los trabajadores de la agroindustria azucarera. La mayoría de estos
programas fueron iniciativa de Fausto.
También es esmeró porque ofrecieran
condiciones más humanas para los cortadores de caña, desde la misma selección,
contratación e inducción, transporte seguro diario, así como en lo referente a
que contaran con vivienda grupal en buenas condiciones, higiénicas, amplias,
ventiladas, iluminadas, y seguras. Desde luego se impulsó una mejor
alimentación, en cuanto a su valor nutricional y suficiente cantidad, además de
variada.
Fausto era un apasionado del deporte,
gustaba del fútbol y lo practicaba siempre que podía. Formamos parte del equipo
de Relaciones Industriales en el torneo de Ingenio Concepción. Fue presidente
del equipo Azucareros en la liga mayor de Guatemala.
Complementaba su actividad física con correr
o trotar (running), acostumbrando entrenamientos diarios recorriendo los
senderos a través de las plantaciones de caña de aquella empresa. Con el tiempo
llegó a participar en las más connotadas carreras celebradas en Guatemala, y
posteriormente llegó a participar en maratones internacionales en Boston,
Chicago, Minnesota, Baltimore, Suecia, y Edimburgo.
Por iniciativa de Fausto, fundamos la
Carrera del Azúcar en octubre de 1988, asignándome la parte ejecutiva de la
organización de esta competencia que celebrará su edición 33 en octubre 2020.
Recuerdo que, en la 1ª edición, me tocó que gestionar la mayor parte de los
premios ante empresas proveedoras de ingenio Concepción, complementando con
arrobas de azúcar. Le llevé una invitación especial a mi paisano Tonito Morales
Aguilar, “el pepitero volador”, quien resultó el primer triunfador histórico de
“la carrera más dulce de Guatemala”.
Fue fundamental para que muchas empresas
le dieran el valor y la importancia que corresponde a la Gerencia de Recursos
Humanos, a nivel nacional; impulsando, promoviendo y organizando congresos,
conferencias y actividades de capacitación e intercambio de experiencias. Fue
un entusiasta generador de múltiples acciones sobre recursos humanos en congresos
nacionales e internacionales y diversas actividades de la Asociación de
Técnicos Azucareros de Guatemala – ATAGUA y de la Asociación de Técnicos
Azucareros de Centro América – ATACA.
Mis inquietudes como comunicador social
contaron también con el apoyo decidido de Fausto Chicas. Así fue como pude
fundar el semanario deportivo Conce Deportes, que elaboraba a pura fotocopia en
tamaño doble oficio, con el que daba cobertura al campeonato de fútbol de
Concepción. Poco tiempo después, fundamos el periódico Notichón (basado en el diminutivo
de Concepción), el cual se imprimió primero en los talleres de don Rafael Escobar
Argüello (Ediciones América) en la zona 1, y después en Impresora Publicitaria
Vásquez de don Misael Obil Vásquez, en la zona 3, ambas en la ciudad capital.
Poseedor de una gran vitalidad y
cuidadoso de su salud, parecía que Fausto no se enfermaba. Recién en enero de
este 2020, por medio de algunos chequeos médicos le detectaron un tumor en el
páncreas, que resultó ser un cáncer. Aun fue detectado a tiempo, así que lo
operaron y fue un procedimiento quirúrgico exitoso. Posteriormente, inicio un proceso de quimioterapia
del cual salió bien.
Sorpresivamente, el 04 de marzo en la
mañana, sufrió un infarto fulminante, aparentemente sin conexión con el otro
tema que ya estaba superando. Falleció a los 68 años y 10 meses de edad. “Un
día antes estuvimos con él y estaba perfectamente, con mucho ánimo y positivo
por estar saliendo ya de lo más difícil. Solo Dios sabe. Pero ya está
descansando”, comentó su hijo Fausto Chicas Alarcón.
Personalmente, me enteré tarde de su
fallecimiento. No pude asistir a su funeral. Doy gracias a Dios por todo el
tiempo que compartí trabajando con él, ojalá hubiera sido más. Un hombre
verdaderamente admirable, lástima que no aprendí todo lo que él me enseñó.
Se cumplieron ya 40 días de su partida
de este mundo. Mi sentido pésame para toda su familia, especialmente a la Dra.
Miriam Alarcón de Chicas, y sus hijos Fausto Alejandro y Luis Rodrigo Chicas
Alarcón.
Seres humanos como Fausto Chicas
Menéndez dejan una huella inolvidable por sus buenas obras y se mantienen vivos
en la mente y el corazón de muchas personas. (OFG)