A mediados de la década de 1950, se
realizaban concursos de canto en la pérgola del parque central de Amatitlán,
que por ese entonces aún conservaba el nombre de "Justo Rufino
Barrios" y se apreciaba la antañona ceiba en la esquina de la 2ª avenida y
6ª calle frente al mercado municipal.
Entre los concursantes había tres
jóvenes damas que destacaban en su búsqueda del primer lugar: María del
Tránsito Barrios Morales era la mayor de las tres y tenía ya alguna experiencia
artística, la menor era Rosita Cuevas quien cantaba canciones de Sarita Montiel
- especialmente "La Violetera"-, y Olimpia Carballo de tan solo trece
años de edad, quien vivía por el puente de La Gloria en el Barrio La Cruz.
Uno de aquellos concursos lo ganó
María del Tránsito, a quien le dieron un plato grabado, pero también Olimpia fue
premiada con un abrigo, por su interpretación de "La Bala Perdida"
acompañándose ella misma con una guitarra.
"Yo
nací entre guitarras" expresó María Olimpia Carballo,
en la entrevista que tuve el gusto de efectuar el miércoles 28 de marzo 2018
por gestión del Arq. Erick Ronaldo Suárez Reynoso, refiriéndose a la vocación
musical de su familia. A los siete años aprendió a tocar el versátil
instrumento de las cuerdas.
Nació en el mes de enero entre los
años de 1943 y 1945. Fue una patoja sencilla y humilde del barrio de las
tradiciones de feria en Amatitlán, en donde compartió juegos con la mayoría de
vecinos varones: También aprendió a nadar en el río Michatoya.
"…
yo la recuerdo con mucho aprecio, pues
en realidad cantaba muy bonito, pero no era mi estilo, ella se ganó el cariño en
ese entonces del público de los beneficios de café. A mí no me permitía mi hermana
Lota ni acercarme a esos lugares. Me alegro que la haya entrevistado”, comentó doña Rosita Cuevas.[2]
El destino de Olimpia fue ser
cantante. Lo hacía en Amatitlán, acompañando duetos, tríos y grupos de cuerdas,
entre los que recuerda a "Los Tuchos" trío formado por Augusto
Méndez, Augusto Carballo (su hermano) en el requinto y "Pan Blanco"
(de quien no recordó el nombre). También cantó alguna vez con la marimba Notas
Sonoras de los Hnos. Saravia (Los Mapaches).
Con el paso del tiempo se fue de
Amatitlán en busca de mejores horizontes. Se estableció en Escuintla, en donde
continuó dedicándose a la música. Siempre alegre, bromista y ocurrente, con su buena dosis de picardía pepitera y un vocabulario florido como la primavera.
En la "Ciudad de las
Palmeras" ha pasado los años cantando acompañada de grupos de cuerdas y
algunos mariachis. Su repertorio incluye boleros y música ranchera, a ella le
gustan los temas de tríos como "Amorcito Corazón", "Bésame
mucho", "Usted", "Rayito de Luna", "Gema",
algunos de Juan Gabriel como "Así fue", "Amor Eterno" y
otros por el estilo. Desde luego “Noches de Escuintla”, “Amatitlán Soñado” y más
canciones del pentagrama chapín. Aunque la mayoría de la clientela actual le
solicita canciones de Paquita La del Barrio: "Rata de dos patas",
"Pobre pistolita", "Tres veces te engañé", "Me saludas
a la tuya", y otras.
De mesa en mesa, por cevicherías,
restaurantes y otros negocios, va ofreciendo sus canciones a cambio de algunos
quetzales. Su propina, algunas veces, llega en forma de sonrisas, aplausos y
quizá hasta palabras de elogio y algún abrazo. Algunos la reconocen, otros ni
de su nombre se acuerdan.
Su vida ronda los 75 años mientras su
trayectoria artística trasciende las seis décadas. A su manera, también ha
representado a Amatitlán. Le pregunté: ¿hasta
cuándo va a seguir cantando? Sonrió, le brillaron los ojos y con voz firme
contestó: "Hasta que Dios
quiera".
OFG / 20180328
[1] Cronista
de la Ciudad de Amatitlán, Acuerdo Municipal 33-21-08-2014
[2] Chat
Facebook. 28 marzo 2018
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