Por: Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán
Ah malhaya !!! Dichosos los que disfrutamos entonces, aquellos tiempos que vivíamos en paz, lejos "del modernismo y de los adelantos" de ahora. Hace alrededor de medio siglo, allá por la década de 1970, la Semana Santa era considerablemente diferente en la ciudad de Amatitlán. Más allá de la tradicional conmemoración religiosa tradicional, eran otras las costumbres populares.
Por principio de cuentas, se tenía por costumbre estrenar ropa, la mayoría aunque fuera solo una "mudada" y los más afortunados estrenaban dos, especialmente los patojos. Las procesiones también se aprovechaban para "chilerear" el respectivo estreno. Dorados tiempos en que las costureras recibían encargos de vestidos, blusas y faldas, mientras los sastres confeccionaban los respectivos pantalones y en algunos casos trajes completos. No eran tiempos de pacas ni andaba nadie pensando en "ropa de marca". La economía local se vigorizaba porque era muy raro el que se daba el lujo de comprar sus atuendos en almacenes de la capital.
Durante los principales días de esa Semana Mayor, se podía apreciar en la esquina del lateral derecho entre el callejón de acceso al templo parroquial y la segunda avenida, la galera de madera y lámina en la que se instalaba la venta de "las Escobar", doña Lola y su hermana doña Nela, que vendían sabrosas granizadas elaboradas con jarabes de azúcar con colorantes rojo de fresa y amarillo de piña los cuales eran previamente cocinados en casa y envasados en botellas de vidrio, además refrescos de horchata de arroz, chilacayote, y piña, con los cuales los clientes disfrutaban de sabrosos pirujos con pollo desmenuzado aderezado con salsa hecha en casa con la receta de las abuelitas (no ketchup) y adornados con hojas de lechuga fresca, también preparaban panes con sardina, y como postre tradicional hacían empanadas de manjar de pura leche que eran toda una delicia.
Pero no eran las únicas, de igual manera recordamos entre las vendedoras "semanasanteras" a doña Amelia Menéndez, señora madre de nuestros amigos Rolando, Beto y Fito Gómez Menéndez. Su hijo Oscar Alberto recuerda y nos comparte: "Mi padre, Alberto Gómez Sanchez, y yo, hacíamos la galera el martes santo, de caña de milpa, que almacenaba de la cosecha del año anterior. El miércoles Santo se acarreaba mostrador, sillas mesas y demás cosas que se utilizarían los siguientes días. Mientras tanto mi madre, Amelia Menéndez preparaba las tostadas, jarabe, horchata y chilacayote que eran los refrescos que vendía. Don Alberto Ambeliz (QPD) y doña Juanita Carballo (QPD), eran los proveedores de empanadas y polvorosas. El lugar de la venta, frente al atrio de la iglesia lado izquierdo, viendo del parque hacia el oriente."
Hay que mencionar a doña Vitalina, esposa de Alejandro "chamarra", que vendía lo mismo que doña Amelia. También la clientela también buscaba los sabrosos refrescos naturales de horchata, limonada con chang, piña, rosa de Jamaica y chilacayote, que vendía doña Margarita y su hija Chabelita, quien fue esposa del músico de banda don Ramiro De León,
El canto de la "Salve" o "Gloria" a eso de las ocho de la noche, después de entrar la procesión de la Virgen de la Soledad el Sábado Santo, era solemnemente interpretado por doña Hortensia, doña Enriqueta y doña Ana María Leiva Jurado y su sobrina Socorro, conocida como Coco, hijas y nieta respectivamente de don Genaro Leiva Bolaños, quien era dueño de la primera fábrica de cohetes de pólvora en Amatitlán.
De la "chicoteada" o "cinchaceada" del Sábado Santo no había patojo que se escapara, antes de las diez de la mañana; los papás decían que era "para que crecieran", pero más de algún tata rencoroso disfrutaba aquel momento. Ese sábado era prohibido hablar en voz alta, gritar, correr, escupir en el suelo, cantar, silbar, ah! y tampoco se acostumbraba bañarse. Y aunque no eran muchos, por los viejos barrios de nuestra ciudad, también había Judas, hechos con zapatos y trapos viejos, que eran recibían el castigo de lluvia de piedras y fuego por traicionar a Jesús. Fíjese usted! (OFG)
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