Por: Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán
Esplendoroso lució el templo parroquial de la ciudad de Amatitlán, el primer sábado de octubre de 2019, al celebrarse la solemne misa de CONFIRMACIONES para cientos de jóvenes cristianos católicos acompañados por sus familias y amistades.
Mons. Raúl Antonio Martínez Paredes, Obispo Auxiliar, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Guatemala, y el el Pbro. Gustavo Antonio Montenegro Rouge, párroco de la Parroquia San Juan Bautista de Amatitlán, presidieron la solemne misa, en un precioso altar magníficamente ornamentado en honor a la Virgen del Rosario, Madre de Dios y Patrona de Amatitlán.
La confirmación es un sacramento que administra la Iglesia católica, considerado entre los sacramentos de iniciación cristiana. Se administra en tercer en tercer orden, después del bautismo y la eucaristía o primera comunión.
Ese es el sacramento por el que las personas bautizadas se integran de forma plena como miembros de la comunidad. En la Iglesia católica a partir de 1600 hasta el siglo XX, la confirmación se aplazó entre los dos y los 7 años del bautizo del niño.
A partir del Concilio Vaticano II se delega más allá, hasta la primera adolescencia. Por razones de índole pastoral y como forma de preparar mejor a los confirmandos en el umbral de la adolescencia, la Iglesia católica suele retrasar la administración de la confirmación a un momento tal que puede ser precedido por la primera eucaristía.
La confirmación se efectúa mediante la imposición de manos sobre todos los confirmandos, y la unción con óleos sagrados (crismación). En latín se denominó consignatio al signo de la cruz realizado por el obispo sobre la frente del confirmando. Hasta el siglo V, la consignatio era distinta de la crismación (unción con el óleo sagrado), luego se unificó en un rito único.
La ceremonia se realiza por un obispo o, en su caso, un sacerdote autorizado. Este sacramento significa para el católico CONFIRMAR su fe y continuar con ella, este incentiva a la formación cristiana permanente y a la catequesis de adultos donde Dios los elige como sus hijos. A los bautizados, el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo.
Con información parcial de Wikipedia
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