jueves, 11 de junio de 2015

POLLO CAMPERO ERA MUY TIERNO, SABROSO Y CRUJIENTE

Hace 44 años que los amatitlanecos incluimos en nuestra dieta, con bastante regularidad, pollo rostizado al estilo americano como una alternativa que, por lo menos originalmente, era sabrosa, práctica, nutritiva y económica.


Fue en 1971, para ser más precisos el 26 de abril (fecha del cumpleaños de mi mamá), cuando Pollo Campero inició operaciones en Guatemala con la apertura del primer restaurante ubicado en la Calzada Aguilar Batres y anillo periférico, en "la parada de la U", y en plena ruta de entrada y salida de los amatitlanecos y hacia y desde la ciudad capital. Mismo que funcionó hasta mediados del 2014, cuando fue clausurado.

Con precios que ahora nos parecen increíbles, Q1.10 por el menú Campero (2 piezas, papas fritas, pan, y gaseosa o café) y Q1.65 por el menú Super Campero (3 piezas, papas fritas, ensalada, pan, y gaseosa o café). Si señor !!! Nadie se imaginó que en el 2015 estaríamos pagando más de Q40 y Q50 respectivamente.

Además aquel Pollo Campero se convirtió en el lugar de moda para ocasiones especiales, como celebración de cumpleaños y otros aniversarios. Recuerdo que pasamos muchas veces con mi papá (QEPD) y algunos de sus amigos, como don Rolando González "Tacos" y su hijo Axel "el gordo", don Alfonso Ayala (QEPD) y don Moisés Valdéz (QEPD), por mencionar algunos. Un detalle especial, con la cuenta le llevaban a uno unos paquetitos como de té en los cuales venía empacada una servilleta aromatizada para limpiarse las manos y eliminar el olor a pollo.

El nacionalismo fue la estrategia de venta de los Gutiérrez porque consumíamos Campero porque, además, era "tan guatemalteco como tu".

Pollo Campero era "tierno, jugoso y crujiente". Las ricas porciones abundantes que daba gusto comer, no como ahora que a veces en lugar de pollo parece que fueran piezas de escuálidos zanates. Ah! y el sabor era al gusto de los guatemaltecos... no como ahora que "la globalización" nos sirve un pollo blanco e insípido que parece duroport.

Por lo menos el buen servicio se ha mantenido. Personalmente agradezco la amabilidad y buena atención que siempre recibo, especialmente en el restaurante Amatitlán Centro (7a calle entre 3ª y 4ª avenidas, Barrio San Antonio). Gracias por el cafecito con refill y las crujientes champurradas.

Para los que no crean los precios originales de Pollo Campero, aquí pueden ver parte del menú:


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