Entre los años de 1865 a 1875 fue construida la llamada Casa de Altos en la ciudad de Amatitlán, edificio de dos plantas o niveles en la esquina de la 3ª avenida y 5ª calle del Barrio La Cruz; era propiedad de don Juan Mejicanos y doña Mercedes Barillas de Mejicanos, padres de Froilán (quien fue alcalde 1º en 1881), Manuel y María Luisa Mejicanos Barillas. El costo de la construcción se estimó en 50 mil onzas de oro.
La Casa de Altos era el hospedaje obligado para las más altas autoridades y distinguidos visitantes, ya que contaba con varias habitaciones, oratorio y sacristía.[1] Tenía siete puertas y siete balcones sobre la 3ª avenida. La gente de antes decía que doña Meches de Mejicanos había escondido un tesoro entre las paredes de aquella casona. Lo cierto es que nunca se supo que alguien lo encontrara.
Después del terremoto de 1942 el ejército ocupó la Casa de Altos convirtiéndola en cárcel temporal. En una bartolina, guardaron prisión Manuel Cruz y Alejandro Morataya, acusados de haber dado muerte a un pagador de la empresa eléctrica; fueron, juzgados, condenados y fusilados después frente a la iglesia de Palín. Por esa razón hubo quien dijera que sus almas en pena se aparecían y espantaban a los que se atrevieran a pasar la noche en aquella habitación.
Entre las décadas de 1950 y 1970 en las habitaciones del primer nivel de la Casa de Altos con puerta hacia la calle se instalaron algunos negocios como la barbería y peluquería de don Víctor Zavala, la sastrería de don Julio Serrano y la zapatería de don Manuel Ajín, sobre la cual el amigo Félix Castillo recuerda que era: "en donde yo iba a barrer la sala de ventas para que Don Meme me permitiera leer El Gráfico un periódico que nunca hacia falta en el lugar y es porque me gustaba leer las tiras cómicas de El Fantasma". No se puede dejar de mencionar la cantina “Las Campanitas” que originalmente fue propiedad de doña Amelia Mejicanos de De León, conocida popularmente como “doña Meliona” porque era alta y robusta además descendiente de los propietarios originales. Después, “Las Campanitas” pasó a ser negocio atendido por don Felipe Bianchi, convirtiéndose en un lugar preferido por los trabajadores de la Planta La Laguna.
El terremoto de San Gilberto, ocurrido el 4 de febrero de 1976, dañó severamente la centenaria Casa de Altos, incluso algunos muros y el techo de ladrillos de barro colorado sobre estructura de madera cayeron hasta el suelo. Aquella fatídica madrugada encontró viviendo en esa vieja casona a Edilma Villatoro con sus padres y hermanos, y lamentablemente su hermana Thelma perdió la vida intentando proteger a su pequeña hija de los estragos del sismo. La casa quedó inhabitable; por lo que debió ser completamente derribada 10 semanas después, el 17 de abril.
[1] Fajardo Gil, Oscar. Crónicas de Nuestro Pueblo, Pág. 24/263. Amatitlán, Guatemala, septiembre 2009
Valiosa información, querido Oscar. Mi bisabuelo German Godoy Zuleta, se contó entre los presos en ese cuartel, por haberle pegado a dos policías. Vino, cerca de los finales de 1800 a amatitlán un inglés de apellido Muybridge, quien desde el otro lado de río Michatoya, probablemente desde el Cerro de Corado, y tomó una panorámica del pueblo, y entre las casas en aquel entonces, destaca la gran casa de Altos.
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