Algunas de las incomparables noches en Panajachel se pueden escuchar ritmos mágicos que provienen desde tierras muy lejanas. Afinando bien el oído pareciera distinguirse la percusión de los tambores que hacen recordar a algunas tribus africanas en su peregrinar colonizador por la islas del mar Caribe.
En Sunset Café, por la calle Santander, los miércoles y viernes, hay unas manos morenas que acarician los cueros con vigorosos y acompasados golpes, cuando no se encuentran exprimiendo las mieles de las cuerdas de una guitarra acústica. Este es el fantástico mundo musical de Wachalal.
Wachalal, que no quiere decir hermano, quiere decir Usted es Yo, y Yo soy Usted. Es el nombre artístico del músico percusionista Álvaro Rodolfo "Wacha" Suárez González, quien nació en Amatitlán el 14 de agosto de 1954, hijo del zapatero hecho y derecho Rodolfo Suárez Barillas y Lucila González. Estudió sus primeros años en el colegio Santa Teresita, después en la escuela Rafael Iriarte, en el colegio Landívar y en el INEBA.
En una primera impresión puede parecer inclinado a los ritmos latinos, pero en realidad se trata de un rockero de corazón influenciado más por las corrientes anglosajonas. "Más o menos a los 11 años de edad, conocí la música de Los Beatles y me cambió el mundo. Yo sentía la música en mi cuerpo. No había estudiado solfa ni canto ni nada por el estilo, pero aquello era lo mío, lo sentía por dentro. Era parte de mi naturaleza", recordó Álvaro en una conversación que sostuvimos hace poco en La Pimienta de doña Cándida Leiva.
A partir 1967 la influencia pasó a ser de los Rolling Stones, George Benson, Grover Washington Jr., Blood, Sweat and Tears, y hasta Chicago a principios de los 70s. Por aquellos tiempos no era raro que Álvaro luciera una exuberante cabellera estilo afro como parte de su look. Para aprender algunos puntos en guitarra, alguna vez compartió con Jorge Cabrera, músico ambulante de la playa del lago de Amatitlán también conocido con el sobrenombre de Pelurraca, quien ha dicho que considera a Wacha como "su pupilo".
Pero no se pudo dedicar directamente a la música porque tenía que hacerse cargo del mantenimiento de su esposa e hijos. Por lo que siendo innata en él la habilidad para nadar se incorporó al Cuerpo de Salvamento del IGSS, primero como Salvavidas temporal y a partir de 1980 con plaza permanente.
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