miércoles, 7 de agosto de 2024

En memoria de mis vecinos de la Sexta calle del Barrio Hospital

Por Oscar Fajardo Gil, Cronista de la Ciudad de Amatitlán

Se comprende más la vida cuando hacemos el recuento de todos aquellos con los que compartimos momentos o etapas de nuestra vida... pero ellos ya no están en este mundo.

Por algo ha de ser. Hoy viene a mi memoria el recuerdo de vecinos que vivieron por la 6a calle del barrio Hospital, desde la 7a avenida, durante mi infancia y mi juventud. Desde ya me disculpo si a más de alguien dejo sin mencionar, será un olvido involuntario o en todo caso consecuencia del paso de seis de décadas de existencia, mi memoria va perdiendo poco a poco la retentiva de antaño.

 

Viajaré en alas del recuerdo pues, por la 6a calle desde la 7a avenida en dirección a la capellanía El Calvario. Inicio el recuento con don Roger Ardón - heredero del mote familiar de "los micos", gran amigo de mi papá y administrador de beneficio de café; don Gilberto Olivares y su esposa doña Carmelina - tenían venta de cal en la cuadra empedrada; enfrente a donde vivía José Lauro Melgar Santos conocido popularmente como "Chepe Gallo", quien tuvo relojería frente al parque, aficionado a la fotografía que dejó un valioso legado de imágenes de Amatitlán de las décadas de 1960-1980.

A la par de don Chepe vivía Rodrigo Almeda, quien era contratista y fue alcalde auxiliar en la década de 1980; un poco más allá vivió el famoso "Charpa de Oro" Francisco Gil quien fue primera voz de tríos y grupos musicales; enfrente alquilaban bicicletas y vivió Marta Batres, quien trabajó en la Municipalidad.

En la esquina de la 8a avenida estaba la tienda más famosa y mejor surtida de este sector, sus propietarios fueron Lutgardo Álvarez conocido como "Guayo Cuto" y su esposa doña Romelia; años después, en esa esquina también vivió mi tío Ángel Esteban Gil.

Es necesario indicar que, sobre la 8a avenida, pero vinculados a la 6a calle vivieron: hacia el norte, don Cristóbal Álvarez Barillas, quien también fue alcalde auxiliar y su esposa doña Élida, ellos tuvieron un depósito de refrescos embotellados (Coca Cola); a media cuadra vivieron Chico Escobar, quien fue trabajador y sindicalista en Bodegas Saara, le gustaba el fútbol, así como la música de la Sonora Santanera, Chico fue esposo de mi tía Esther Gil de Escobar, quien fue enfermera en el IGSS.

 

Hacia el sur, vivieron: el electricista Carlos Hernández conocido como "Lorito" y su esposa Marina Samayoa Batres; y a la par de ellos Ramiro Echeverría, también muy amigo de mi papá, y su esposa María Elena; un poco más al sur, mi estimado Carlos Humberto De la Cruz "Klesse" que fue peluquero primero y después fue reportero gráfico de medios impresos a nivel nacional.

En la esquina opuesta de la tienda de “don Guayo”, vivió Paco Bámaca Miranda y su esposa doña Rosita Torres, Paco era originario de La Reforma, San Marcos, con 20 y tantos años de edad vino a Amatitlán, era electro mecánico, oficio en el que ganó reconocimiento por su buen desempeño. ¡Ah! también practicó la lucha libre.

En la esquina de enfrente, vivió don Güicho Samayoa, quien se encargó durante muchos años de poner orden en los entierros de Amatitlán, sin más ayuda que su bastón y un gorgorito, don Güicho compartía su vida con su esposa Ángela "Chanca" Batres; después, en esa misma casa vivió Carmen Samayoa Batres, quien fue enfermera en el Hospital Nacional de Amatitlán y era muy buscada en su casa porque tenía una mano muy fina para poner inyecciones, en serio no dolían. Quiero mencionar aquí a mi buen amigo de infancia Luis Guillermo Samayoa, con quien compartimos innumerables chamuscas de fútbol y otros juegos en la época de nuestra infancia, así como aventuras de juventud.

La señora Ana Samayoa Batres también trabajó en el Hospital Nacional de Amatitlán y vivió en donde ahora hay una venta de helados; a la par, vivieron Don Beto Ambéliz y su esposa doña Queta Lemus, quienes entre 1957 y 1958 fundaron y administraron la conocida panadería Buenos Aires, la que por cierto cerró definitivamente hace un par de años; debo mencionar también a su hijo David Ambéliz.

A la par de la panadería vivió Abelino Guerra, si la memoria no me falla también fue alcalde auxiliar y se dedicaba a recoger basura en su carreta halada por una mula, con la ayuda de su hijo Alejandro Guerra; a la par, vivió Chon Guerra, quien fue taxista y carnicero. Frente a Abelino Guerra, vivieron mis padres: José Oscar Fajardo, mecánico y operador de maquinaria, y Josefina Gil de Fajardo, quien durante más de 30 años trabajó como enfermera auxiliar en el Centro de Salud de Amatitlán.

En la esquina de la 9a avenida, el Prof. César Guzmán, que tenía fama de ser muy bueno para las matemáticas. Enfrente, vivían don Virgilio Luna – integrante de la Banda de Música Civil - y su esposa doña Cota; después ahí vivió sus últimos años mi abuela Carlota Fajardo, que trabajó durante mucho tiempo vendiendo atol blanco y arroz con leche en el mercado. En la esquina opuesta, vivieron don Marcelino Lemus Franco y su esposa doña María Chávez, así como doña Benita esposa de don Chalo Lemus, enfrente vivió don Fabián Cirín, un poco más cerca del Calvario vivieron don Laureano Gómez, quien fue peluquero y músico propietario de marimbas orquestas Unión América y Alba Chapina, así como don Miguel Guzmán. Por supuesto no puedo dejar de mencionar a las hijas de don Guano, conocidas cariñosamente como "las Guanitas o las negritas" Olga Marina y Evangelina, el hermano de ellas José Mario así como su sobrino Omar.

Sobre la novena avenida, hacia el norte de la 6a calle, vivieron don Martín y su esposa, enfrente Félix Lemus que se dedicaba a hacer fletes en su pickup; a la par la cantina de don Neto Villalta y su esposa doña Victorina Lemus Franco; a media cuadra Alejandro Arcia, y un poco más allá don Pedro Almeda y su esposa doña Josefina Girón.

Los extraño. Gracias por sus saludos, por sus sonrisas, por sus favores, por todo. Con nostalgia y gratitud, elevo mis oraciones a DIOS, Nuestro Señor, pidiendo por el eterno descanso de sus almas, con la esperanza que están gozando de vida eterna en abundancia en el reino celestial donde hay PAZ que sobre pasa todo entendimiento. (OFG)

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